Aprovechando una
de sus casas más hermosas en la ciudad, la familia Cólogan pone en marcha en
1883 uno
de los hoteles con mayor encanto de todo Tenerife. El hotel es de primera clase.
Se trataba de sus tres casas familiares de estilo doméstico canario de dos
plantas del siglo XVIII de la calle Quintana, con dos balcones con cristaleras
hacia la calle principal. Del genuino patío central de la casa principal partía
la hermosa escalera de madera oscura que conducía a los corredores que dan
vuelta al patio y donde se encontraban todas sus habitaciones distribuidas
alrededor del hermoso pasillo central.
Las casas habían
sido construidas por Bernardo Valois, rico comerciante irlandés establecido en el Puerto de
la Cruz, para quien trabajaba Juan Cólogan Blanco, también irlandés.
Precisamente el matrimonio de Juan con Margarita, hija de Nicolás Bernardo
Valois, supuso su participación en el patrimonio familiar. El hotel era un
musco hogareño donde se conservaban
todos los enseres y mobiliario de la familia. Aquí pernoctó Alexander von
Humboldt (1799) cuando aún era una casa para uso particular de la familia
Cólogan. En 1887 la Compañía de Hoteles y Sanatorium del Valle de la Orotava
alquila el hotel a la familia, pasando a denominarse después de la muerte de
Tomás Fidel Cólogan, su propietario, Hotel
Marquesa, nombre que aún hoy conserva. Entre los muchos huéspedes
distinguidos destacó el músico Charles Camile Saint-Saens.
En la actualidad,
esta hermosa casa, o hermosas casas, alberga uno de los más emblemáticos
hoteles de la ciudad, siendo todo un símbolo destacado de la hospedería
histórica del Puerto de la Cruz. En su interior, todo sigue con el lustre
aristocrático del pasado.